jueves, 12 de noviembre de 2009

Pirotecnia nacional


¿Recuerdan aquellos años, a finales de los 90 y principios de siglo, en los que el Valencia estaba de moda? Ranieri, Cúper y Benítez trasladaron al equipo che de la mediocridad en la competición doméstica a la primera línea futbolística europea. Ahora tal vez el equipo che sea mucho menos mediático, aunque lo cierto es que sigue teniendo algunos de los futbolistas más deseados de toda Europa, todos ellos bajo una política de rastreo del mejor producto patrio. Y es que en la región de la pirotecnia, la pólvora de los ches tiene nombre español; David Villa, Juan Mata, Pablo Hernández y David Silva.

Pablo Hernández, 24, es la última sensación del equipo che, por no decir la última gran promesa hecha realidad del fútbol español. Este extremo diestro no ve el techo de su progresión y aquellos que dudaban de su talento han visto como este castellonense les cerraba la boca a base de buen fútbol. Tras formarse en la cantera che, se fogueó como cedido en el Cádiz y Getafe, donde su gran papel presagiaba para la temporada de su regreso (2008-09) una dura pelea por el extremo derecho con Joaquín, por el que el Valencia había desembolsado una cantidad más que seria. Nuestro protagonista, sin hacer mucho ruido, consiguió afianzarse como titular marcando goles importantes como el conseguido al Barcelona. Como premio, Vicente del Bosque le llevó a la Copa Confederaciones donde dispuso de algunos minutos. A día de hoy sigue maravillando con acciones como el maravilloso gol conseguido ante el Almería. Pablo sabe de las dificultades que tendrá para afianzarse en el mejor centro del campo de la historia de la selección y mantiene una polémica competencia dentro y fuera de los terrenos de juego con el sevillista Jesús Navas. Lo cierto es que con Pablo Hernández, el seleccionador puede dormir tranquilo si alguno de sus titulares se lesiona.



Juan Mata, 21, es uno de los nombres de moda de nuestro fútbol. Procedente de la cantera del Real Madrid, el Valencia consiguió hacerse con este joven valor asturiano con la carta de libertad bajo el brazo. No sabía la dirección deportiva blanca lo que perdía ese verano de 2007. Tras no contar mucho para Quique Sánchez Flores, la destitución de éste trajo con Ronald Koeman su gran oportunidad. El técnico holandés le hizo dueño de la banda izquierda valencianista, y Mata, con sólo 19 años, respondió a su confianza con un fútbol eléctrico y una actuación memorable en las semifinales de Copa del Rey contra el mismísimo Barcelona. Con Emery, el asturiano se ha afianzado en el once titular de Mestalla y le ha hecho sonar para equipos tan poderosos como el propio Barça, que ya conoce lo incisivo que puede ser este segundo delantero que suele jugar volcado a la izquierda. Su velocidad, desborde y gol hacen de él un fijo en las convocatorias de Vicente del Bosque desde que debutara en la selección allá por Noviembre de 2008 en Villarreal ante Chile.



David Silva, 23, es un ejemplo de magia hecha futbolista. Procedente de la misma escuela que Juan Carlos Valerón, talento infinito, se incorpora a la cantera del Valencia a los 14 años. Tras cesiones en el mejor Eibar de la historia y en el Celta de Vigo, vuelve a Valencia con un único objetivo entre ceja y ceja: triunfar como che. Y vaya si lo consiguió. Ya en la temporada 2006/07, la de su debut como valencianista, consiguió hacerse un hueco en el once titular de Quique Sánchez Flores y anotar tantos que maravillaron a propios y extraños como el que consiguió en Stanford Bridge ante el Chelsea. La sociedad que formó con Villa y Morientes permitió a un gris Valencia clasificarse a la Liga de Campeones. En esta temporada debutó ante Rumanía con la selección española con la que se proclamaría campeón de Europa más tarde. Con el Valencia consiguió una Copa del Rey en 2008 de la mano de Ronald Koeman y en los últimos años ha habido todo tipo de rumores sobre su futuro. Barcelona, Madrid, Chelsea o Manchester United han sonado como posible futuro para este zurdo con magia, desborde, gol y una capacidad asociativa que lo hacen uno de los mejores centrocampistas de Europa.



David Villa, 28, es el "gran fichaje" de esta temporada para el Valencia. Pese a la situación económica del club y el interés de equipos tan importantes como el Madrid y Barcelona, el club ha hecho un esfuerzo titánico para mantener a uno de los mejores delanteros del mundo en sus filas. Este asturiano, que despuntó en segunda con "su" Sporting, llamó la atención de varios equipos entre los que se encontraba el Zaragoza, que le incorporó a sus filas en la temporada 2003/2004 por 3 millones. Dos temporadas y 32 goles después, el Valencia pagó los 12 millones de su cláusula de rescisión para incorporar a uno de los jugadores más importantes de su historia. Villa lleva siendo durante los últimos cuatro años el mayor goleador nacional de la primera división y ha ganado una Copa del Rey con el Valencia. El "guaje" hoy es capitán, goleador, líder e imagen de un Valencia que quiere recuperar el lugar que le corresponde en el fútbol español. Con España debutó en 2005 ante San Marino. Jugó el mundial 2006 en el que anotó 3 tantos, y se hizo con el trofeo de máximo goleador en la Eurocopa de 2008 que venció el combinado nacional. Futbolista rápido, hábil, inteligente y con muchísimo gol, está llamado a ser una de las grandes bazas de España en el próximo mundial de Sudáfrica.



Agrada ver tanto talento junto y sorprende comprobar que el fútbol español tiene un bastión capaz de resistir a la ley Bosman con talentos nacionales, pero esta sorpresa debe ser menor al comprobar que en los últimos tiempos el Valencia ha reunido a algunos de los mejores jugadores nacionales. Mendieta, Cañizares, Albiol, Baraja, Albelda, Vicente o Marchena, entre muchísimos otros, cruzaron un día un portal que cada año atraviesa algún nuevo jugador valencianista para nutrir de buen fútbol la ya de por sí talentosa nómina de la selección española.

1 comentario:

  1. Colosal el nivel de estos cuatro diablos. Lamentablemente, la maltrecha economía valencianista hará que tarde o temprano salga traspasado alguno de los cuatro. Quizás dos de ellos. Cojonudo artículo.

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