jueves, 4 de febrero de 2010

Ligue 1: ¿El comienzo de un nuevo imperio?




La mayoría de los clichés referentes a Francia no son más que eso, tópicos sin base. Los franceses no sobreviven a base de baguettes y croissants, no llevan finos bigotes ni boinas caídas a un lado. Ni siquiera pasan las horas muertas en los cabarets (bueno, al menos la mayoría no lo hace). Sin embargo, hay una etiqueta que siempre se ha adjudicado a los franceses con bastante razón: la de revolucionarios. Pioneros de la Révolution y maestros de la protesta, los galos son expertos en derrocar reyes y extinguir regímenes, exaltando la libertad, ensalzando la igualdad, y, casi siempre, esgrimiendo armas afiladas.

Hoy día, el gobierno ha de andarse con pies de plomo: sabe que en cualquier momento una mala medida o una injusticia pueden llevar al pueblo francés a la huelga y la protesta (algo de lo que probablemente deberíamos tomar nota en otros países). Como en la mayoría de los casos, esta idiosincracia ha acabado reflejándose en el mundo del fútbol.

Tras pasar unos años siendo muy reñido y disputado, Le Championnat ha pasado la mayor parte de la década gobernado con mano férrea por el todopoderoso Olympique Lyonnais. Ya antes hubo reinados de larga duración (como el del Saint-Etienne en los 60 y 70, o el del OM de Papin a finales de los 80), pero ningún equipo había dominado el torneo durante siete años consecutivos. Los mejores jugadores del país se reunían en el Stade Gerland, nada se podía hacer ante los Juninho, Edmilson, Essien, Diarrá o Benzema.

Era evidente que, tarde o temprano, su racha acabaría: la afición francesa se cansaba del Imperio, y pedía sangre nueva en la cúspide de la tabla. No fue hasta la aparición de un líder carismático, Laurent Blanc, que el Olympique acabaría encontrando a la horma de su zapato. Blanc agrupó a su alrededor a libertarios de alto nivel, como Chamakh, Fernando, Alou Diarrá, Jussié o el recuperado para la causa Gourcuff, que acabaría siendo el abanderado del movimiento Girondino.

El año pasado, los de Burdeos consiguieron su objetivo y ganaron la gloria. El antiguo régimen había caído, y la revolución había triunfado. Sin embargo, lo que parecía que sería una vuelta a los campeonatos disputados, podría ser el comienzo de un nuevo periodo de dominio, esta vez a manos de los girondinos.

Tras coronarse en Francia, el Girondins sorprendió este año con su brillante clasificación europea, pasando por delante de Bayern y Juventus, ejericendo un fútbol atractivo y efectivo. El equipo ha conseguido retener a sus cracks pese a los cantos de sirena provenientes de otras ligas, y la conexión Gourcuff-Chamakh sigue causando estragos allá por donde pasa. Blanc lo tiene complicado, pero ha demostrado ambición y quiere dejar claro en Europa que hay vida más allá de la Premier o la Liga.

En casa, el Lyon está sufriendo las consecuencias de su derrota. Pese a haberse reforzado bien, parece que el Licha López y Bafé Gomis, aun siendo grandes jugadores, no pueden llenar entre ambos el hueco dejado por Karim Benzema. Con una defensa frágil y envejecida y un portero, Lloris, capaz de lo mejor y lo peor, su único consuelo es ver explotar a su joven perla, Miralem Pjanic, uno de esos jugadores "diferentes", que dará que hablar en un futuro no muy lejano.

Hasta entonces, el viejo emperador sólo puede pelearse con otros grandes caídos como Monaco, OM o PSG por las migajas de los puestos europeos. Nada parece amenazar el imperio girondino, y el segundo título consecutivo es más que probable... Pero aún queda una posibilidad.

La nueva revolución se está gestando en Montpellier. Un recién ascendido se ha hecho con la segunda plaza de la tabla, superando a grandes y pequeños. Humilde, desconocido, basado únicamente en el trabajo duro y el esfuerzo, parecía una locura hace unos meses pensar que un equipo sin estrellas pudiera aguantar en esa parte noble de la tabla. Pese a todo, el Montpellier aguanta. Hoy día ocho puntos le separan del líder, una distancia grande, pero no insalvable.

¿Confirmación del nuevo Imperio o revolución de los humildes? Los próximos meses lo dirán. Lo que está claro es que los aficionados a Le Championnat disfrutaremos descubriéndolo.

3 comentarios:

  1. El Girondins me está gustando mucho. En la Champions, en uno de los grupos de la muerte, lo hizo de lujo, acabando hasta invicto. Eso sí, a la liga en conjunto le queda mucho para llegar al nivel de la de España o Inglaterra.
    Saludos desde La Escuadra de Mago

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  2. A la ligue 1 le faltaba, para dar un salto de calidad, una de dos cosas: que el OL refrendara su dominio nacional con una buena actuación en Champions League o que el Le Championnat empezaran a surgir equipos que se lo pusieran difícil y añadieran un plus de competitividad. Ha ocurrido lo segundo y está claro que este año y el pasado, el campeonato galo es mucho más atractivo que durante los 7 años de dictadura leonesa.

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  3. Magnífica entrada, felicidades! A mí me pasa lo mismo: durante la dictadora del OL apenas seguía Le Championnat, y en cambio ahora que la cosa está más disputada ha ganado en interés. El año pasado mismo, la liga francesa podía cambiar de líder a cada jornada: PSG, OM, OL, Girondins... fue un bello campeonato, unido a la lucha del St. Étienne por salvarse, que fue dura (y este año estamos igual...). Además equipos como el Montpellier son grandes animadores del campeonato.

    Y eso sin contar con que la Coupe de France la ganó, por segunda vez en la historia, un equipo de segunda división, el Guincamp!!!

    Saludos desde Opción Barcelona!

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