lunes, 1 de febrero de 2010

La imagen en el fútbol




Hace un rato leía en el perfil de Facebook de un amigo la siguiente reflexión: "Ya nada es como antes. Hace 30 años los futbolistas tenían bigote y algo de barriga, no se depilaban ni se echaban gomina. En las vallas de publicidad no se anunciaba sanitas, iberdrola y samsung, la publicidad era de Veterano, whisky DYC, gin Rives y leche Pascual, cosas de la vida diaria. Ya nada es como antes.
" No entro a valorar si el cambio ha favorecido a nuestro fútbol o no, pero desde luego, el cambio es real y ha afectado a todos los estamentos de nuestro fútbol.

Que la imagen en el fútbol español tiene mucha más importancia que hace veinte años es algo que está fuera de toda duda. Ilustremos con un ejemplo: La entonces estrella del Real Madrid, Emilio Butragueño, jugaba sin calzoncillos. El astro del Real Madrid actual, que además responde a un acrónimo, se forra anunciándolos. El intrusismo de la publicidad, el marketing y la imagen en el fútbol no es malo per se, dado que responde a una demanda real de espectadores y espectadoras que comprarán unas natillas en lugar de otras si las anuncia la estrella del Atlético o se fiarán de la resistencia del 4x4 que anuncia el centrocampista todo terreno de la selección española.

Lo cierto es que la universalización de la figura del futbolista y del entorno del fútbol hace que la parafernalia que rodea a un partido de liga ya no esté dirigida sólo al perfil de varón, nacionalidad española, de 25 a 60 años, bigote frondoso, copa de brandy, cigarrillos marca Ducados, aceitunas sobre la mesa y la señora en la cocina o, en su defecto, mirando escaparates con las amigas. Es algo de lo que congratularse, porque efectivamente, el fútbol es capaz de ser entendido, analizado, discutido y sobre todo, disfrutado por cualquiera (pese a lo que piense Hugo Gatti).

Pese a ello, uno siente que cada vez el futbolista y el terreno de juego es menos importante en el fútbol. Ejemplos hay cientos: los clubes renuevan su imagen todos los años a través de su equipación (justificándolo como inspiración modernista, como recordatorio al equipo que ganó la Copa del Generalísimo en 1940 o como la imagen del Barça del futuro), y decenas de páginas web dedican todos sus esfuerzos a encontrar filtraciones de cómo será la próxima camiseta de los equipos en lugar de centrarse en quienes la vestirán; jugadores que acuden a actos de promoción de champú, posando en la alfombra roja como modelos sin quitarse sus gafas de sol marca Gucci. El problema no es que esto suceda, sino que esto sea noticia. Que el fútbol empiece a generar más noticias fuera de un estadio que dentro de él es un indicativo de que nos estamos alejando de la esencia.

Otro ejemplo: se avecinan elecciones en can Barça. Contemos la cantidad de veces que los candidatos hablarán de la imagen del club que ha dejado Laporta. Unos dirán que es el club más universal; otros, que el catalanismo del presidente ha perjudicado a la imagen del club fuera de Cataluña; unos que tienen contratos millonarios de promoción en EEUU, otros los tendrán en Corea; pero serán pocos los que hablen del futuro deportivo de la entidad. Es cierto que se presupone que el rendimiento del primer equipo es lo más importante para el club; igual de cierto es que la mitad de noticias que se generan en torno al club o son mentira o tienen muy poco que ver con el fútbol.

Un ejemplo más: los medios prestan más atención a si Cristiano Ronaldo pide perdón "al chaval este" (daba la impresión cuando lo dijo que no tenía ni idea del nombre del jugador al que había roto la nariz. Eso sí, pedir perdón limpia la imagen del futbolista), a los antecedentes en el equipo rival (para ensuciar su imagen y de paso lavar la propia) y a los antecedentes históricos (e histéricos) que al estado del jugador rival, que tiene fracturas óseas y actualmente está de baja.

La universalización del fútbol español, sumado a la Ley Bosman, ha permitido que hoy en día podamos contar en un solo partido con jugadores de la talla de Cristiano Ronaldo, Kaka', Daniel Alves, Ibrahimovic, Messi, Benzema, Touré Yaya, Keita e Higuaín. Algo impensable hace 20 años, pero si cuando todos estos juegan, importa todo menos cómo juegan, el esfuerzo es vano.

6 comentarios:

  1. Conforme ha ido pasando el tiempo, tengo más ganas de ver futbol, que de informarme (si es que esto es posible en España). Mucha prisa por mitificar a jugadores, y que estos dejen paso rapidamente (en no pocas ocasiones se encargan ellos de apartarse con indolencia) a otros por aquello de que el mercado quiere nuevas marcas, cual productos de musica pop preprepre-fabricados.

    Pero aún así, sigo disfrutando viendo futbol. Y oir hablar (por no decir insultar aprovechando el futbol) de futbol, cambios de look o camisetas molonas, me genera un tedio tremendo.

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  2. Ha vuelto por sus fueros Miguelito.

    La parafernalia que envuelve al fútbol es el peaje que hay que pagar por su universalización, como apuntas en el último párrafo.

    Por otra parte, existe en la actualidad un exceso de información. Destinar la ingente cantidad de horas que se ha destinado en los medios a debatir la sanción de dos partidos a Cristiano Ronaldo es indicativo de lo frívolo del debate medio y del asqueo general que provocan Barça y Madrid como acaparadores de noticias entre los aficionados de otros equipos resistiéndose a formar parte por decreto de una de las dos Españas futbolísticas.

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  3. @ Carlos:

    Totalmente de acuerdo que al aficionado de verdad le encantaría ver que todas esas páginas que se dedican a estupideces en torno a Barcelona, Madrid, CR9, Messi y las fiestas de Ronaldinho se dedicaran a equipos menores, análisis tácticos, ligas extranjeras o hitos históricos.

    Sin embargo, se busca una universalización, que la adolescente enamorada de Cristiano Ronaldo vea las noticias de deportes, que el aficionado medio en Cataluña considere que Antena 3 dedica el suficiente tiempo en el informativo al Barcelona, y así cientos de ejemplos.

    La universalización del fútbol está pensada para todos menos para los futboleros, que lo único que quieren ver es un balón rodando en una alfombra verde.

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  4. Yo como periodista deportivo no compro prensa desde que el futbol se hizo prensa rosa. Si es que todos los días hablan de fútbol en el Sálvame eso que llaman programa.


    Saludos desde entradas barcelona valencia

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  5. Los equipos son empresas (de hecho son SAD), los medios de comunicación son empresas, las federaciones (la española y las internacionales UEFA y FIFA) sin serlo (!?) funcionan como empresas, los patrocinadores son empresas (por supuesto) y las instituciones que sufragamos todos tienen al frente a políticos profesionales (quiero decir, que viven de ello, no que sean buenos).

    Éste es el panorama que hay. Visto así tiene sentido (al menos para todas esas empresas) que mientras te radian un partido se olviden de dónde está la pelota y se tiren un minuto anunciando un coche o un teléfono.

    El negocio del espectáculo ha fagocitado al deporte y al deportista. Es normal que cambien cada año de camiseta… Incluso lucen dos o tres camisetas distintas en la misma temporada. Es la mercadotecnia al servicio del viejo negocio del "panem et circenses" para fomentar el consumismo.

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